SAN ISIDRO YA TIENE TEJADILLO

En Coslada, durante el verano, lo más gratificante era salir a dar un paseo cuando ya se había puesto el sol. Ese día, mientras caminábamos por la acera, junto a un contenedor vimos unos azulejos rotos de una Virgen y lo que debió ser el tejado que lo remataba.

– Mira que lástima Mariano, esta Virgen tenían que haberla enterrado. Esta toda destrozada. – Me dijo Lourdes.

Yo me aproximé, examine los azulejos y la cenefa de cerámica que quedaban intactos así como el tejadillo. Entonces exclamé:

– San Isidro ya tiene tejadillo.

Recogí el tejadillo, lo traje a Villar del Olmo y consulté a Lucila Toledo sobre la conveniencia de colocar el mismo sobre los azulejos de la fuente de San Isidro. A ella le pareció bien y Pedro Pablo Moratilla, que ese verano se había incorporado como alguacil municipal, lo colocó.

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