Aún recuerdo en Zaragoza el paso de la Cofradía de la Exaltación de la Cruz. Una serie de figuras representaban el momento en que la Cristo sobre la cruz era levantado.
Luego veo fotos, en las que una grupo de villareños descuelgan la cruz con el Cristo de la Buena Muerte. La misma escena pero siglos después. Hombres que pretenden cargar con la cruz de aquel que cargo con las cruces de todos. Que hacen penitencia el Viernes Santo en Villar portando ese Cristo manteniendo una relación profunda con el que llevan sobre sus hombros.
Hombres y mujeres que rasgarán las tinieblas con una antorcha en la noche del Viernes Santo para alumbrar al Cristo de la Buena Muerte y a la Virgen de la Soledad.
Mientras los ecos de: «Madre de los Dolores, Virgen de la Soledad» llegan a los oídos del andero, este recuerda junto a Cristo a sus seres queridos que se encuentran junto a ese Cristo en el cielo.
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